ROBERTO EL PELIRROJO
Rápido y mas Rápido Roberto el Pelirrojo arreglaba su ropa para correr a su escuela.
Roberto quería ser el primero en llegar y siempre ganar; no le gustaba ser haragán, era el ultimo día de clase y el premio de puntualidad debería ser suyo.
Recordó cuando caminaba hacia su escuela que todas los días de clase había llegado muy Temprano: EL premio a la puntualidad y asistencia eran de él. Hoy caminaba mas temprano y así aseguraba su premio.
Un ruido fuerte paro su caminar. Una ancianita había tropezado y rodó lastimada al suelo.
- ¿Qué le paso? pregunto Roberto.
- Creo que me he roto mi brazo al caer, contesto con una sonrisa, la hermosa dama.
- Joven, por amor de Dios, llame a la casa de mi sobrina, aquí esta el número Telefónico: Tres, tres, tres, cuatro y cuatro.
Roberto mirando su reloj y al cielo Murmuro: Oh, ya recuerdo " AMARAS A TU PRÓXIMO COMO A TI MISMO " ¡Necesito ayudar! . . . . . . . adiós mi premio.
Tomando la agenda de la viejecita corrió al teléfono. Marco el Número: tres, tres, tres, cuatro y cuatro. Escucho el Rin, Rin, Rin del teléfono.
- Bueno, bueno. Casa de la familia Roncafuerte, le contestaron.
- Bueno, soy Roberto y hay una ancianita...... se llama...., miro la agenda y vio el nombre: Raquel Risueña, quien tropezó y se rompió su brazo.
Un sollozo se escucho y un Grito: Mamá, Mamá mi abuelita se cayo; después un silencio y otra voz.
- Joven ¿Dónde están ustedes? le pregunto la otra voz.
- En la calle Revolución, donde pasa el ferrocarril, enfrente de la panadería " La Rosquita " cerca del carrusel de caballitos, respondió Roberto.
- Bien, no tardo, voy para allá, le respondió la voz.
Roberto colgó el teléfono y corrió hacia Raquel, por lo temprano del día no había personas que lo ayudaran.
- Ya vienen, me dijeron que esperara ¿Tiene frío Abuelita? pregunto Roberto.
- Si, un poquito.
Roberto se quito su chamarra de color negro con amarillo y la puso en la espalda de la abuelita.
Ni tres minutos habían transcurrido cuando un carro color verde llegó y de el se bajaron una señora y un señor.
Roberto quería ser el primero en llegar y siempre ganar; no le gustaba ser haragán, era el ultimo día de clase y el premio de puntualidad debería ser suyo.
Recordó cuando caminaba hacia su escuela que todas los días de clase había llegado muy Temprano: EL premio a la puntualidad y asistencia eran de él. Hoy caminaba mas temprano y así aseguraba su premio.
Un ruido fuerte paro su caminar. Una ancianita había tropezado y rodó lastimada al suelo.
- ¿Qué le paso? pregunto Roberto.
- Creo que me he roto mi brazo al caer, contesto con una sonrisa, la hermosa dama.
- Joven, por amor de Dios, llame a la casa de mi sobrina, aquí esta el número Telefónico: Tres, tres, tres, cuatro y cuatro.
Roberto mirando su reloj y al cielo Murmuro: Oh, ya recuerdo " AMARAS A TU PRÓXIMO COMO A TI MISMO " ¡Necesito ayudar! . . . . . . . adiós mi premio.
Tomando la agenda de la viejecita corrió al teléfono. Marco el Número: tres, tres, tres, cuatro y cuatro. Escucho el Rin, Rin, Rin del teléfono.
- Bueno, bueno. Casa de la familia Roncafuerte, le contestaron.
- Bueno, soy Roberto y hay una ancianita...... se llama...., miro la agenda y vio el nombre: Raquel Risueña, quien tropezó y se rompió su brazo.
Un sollozo se escucho y un Grito: Mamá, Mamá mi abuelita se cayo; después un silencio y otra voz.
- Joven ¿Dónde están ustedes? le pregunto la otra voz.
- En la calle Revolución, donde pasa el ferrocarril, enfrente de la panadería " La Rosquita " cerca del carrusel de caballitos, respondió Roberto.
- Bien, no tardo, voy para allá, le respondió la voz.
Roberto colgó el teléfono y corrió hacia Raquel, por lo temprano del día no había personas que lo ayudaran.
- Ya vienen, me dijeron que esperara ¿Tiene frío Abuelita? pregunto Roberto.
- Si, un poquito.
Roberto se quito su chamarra de color negro con amarillo y la puso en la espalda de la abuelita.
Ni tres minutos habían transcurrido cuando un carro color verde llegó y de el se bajaron una señora y un señor.
- Tía Raque ¿Estás bien? pregunto la señora.
- Si sobrina, estoy muy bien, gracias a este gentil joven.
Roberto reconoció a la señora, era la directora de su escuela.
- ¡Profesora Rosaura! ¿LA señora Raquel Risueña, es su tía?
LA profesora reconoció a Roberto y le Dijo: Es más y más, ella fue quien me ayudo y educo aquí en la ciudad, es como mi madre.
- Tía, veo que puedes mover tu brazo ¡No esta Roto! que bueno, ven vamos al carro.
- ¿Qué hacías tan temprano hoy sábado, Roberto?
- ¡¡¡¡ Sábado !!!! grito Roberto con alegría y brinco entusiasmado; no había perdido su premio, Los sábados no hay clases.
Rico desayuno le dieron en la casa de la maestra Rosaura: Chocolate, rosquitas cubiertas de azúcar y un cereal con leche y Raquel lo acompaño a desayunar y le contó cuentos, historias que hablaban de los valores que tienen los niños y los jóvenes estudiantes, como el valor de responsabilidad. Todo niño o joven debe ser responsable asistiendo todos los días de clase y puntualmente.
Roberto salió de la casa de la profesora Rosaura bien alegre y se entero que había ganado además del premio de Puntualidad y Asistencia, la Banda de Primer lugar de la escuela y el primer lugar en su salón y ese día, había ganado una amistad llena de consejos y valores.
Raquel le regalo un pensamiento de la BIBLIA: " El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete Pecado”. Roberto medito y se dijo a si mismo que el había hecho lo bueno y su espíritu estaba alegre.
Rápido mas rápido que lo rápido corrió Roberto a contarles a sus padres las buenas noticias que tenía.
Colorin, colorado este premio es tuyo, perdon este cuento se acabo.
Roberto salió de la casa de la profesora Rosaura bien alegre y se entero que había ganado además del premio de Puntualidad y Asistencia, la Banda de Primer lugar de la escuela y el primer lugar en su salón y ese día, había ganado una amistad llena de consejos y valores.
Raquel le regalo un pensamiento de la BIBLIA: " El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete Pecado”. Roberto medito y se dijo a si mismo que el había hecho lo bueno y su espíritu estaba alegre.
Rápido mas rápido que lo rápido corrió Roberto a contarles a sus padres las buenas noticias que tenía.
Colorin, colorado este premio es tuyo, perdon este cuento se acabo.